Entre tanta desazón, desconcierto e insatisfacción siempre encontramos una ventana de esperanza, de vida, generaciones nuevas que nos permiten ver hacia un futuro mejor. En el marco de la convivencia del Colegio Espíritu Santo fuí convocado para contagiar, motivar y lograr que los jóvenes de 6° Año visualicen que el viaje son ellos mismos, no donde van a llegar.
Con dinámicas que transportan el consciente al inconsciente reforzamos el interior de cada participante y potenciamos sus cualidades para encarar este hermoso viaje llamado “vida”.
Diversión, entretenimiento, reflexión y una gran cuota de optimismo se hicieron presente en la localidad de Ascochinga en las sierras cordobesas.
Agradezco a los directivos del colegio por confiar en mis capacidades y en especial a Luciana, Marcela, Rodrigo y Cris quienes formaron parte de mi equipo en esta aventura.